La Ciencia y la Psicología en el establecimiento de los Objetivos @raulamiel


#MisNotasDomingueras.- septiembre 24 Nace Franklin Clarence Mars (1883) Magnate estadounidense, fundador de la compañía de alimentos Mars y creador del Milky Way. Nace Edward Bach (1886) | Médico y homeópata inglés, conocido por inventar las Flores de Bach. Nace Juan Beroes (1914) Poeta y diplomático venezolano. Egresa la primera promoción de Ingenieros de Petróleo de la UCV (1948). Curiosidades de la Universidad Central de Venezuela. El ingeniero y empresario industrial japonés, Sōichirō Honda, funda Honda Motors (1948). Se funda KFC Kentucky Fried Chicken (1952). Se inaugura el Estadio Camp Nou (1957). Primer Ganador del Clásico Barcelona vs. Real Madrid. Se inaugura el Museo del Fútbol Club Barcelona (1984). Museo más Grande del Mundo

La nota de hoy tiene un afectivo mensaje como misión.

Imagínate trabajando sin rumbo todos los días, hablando con los demás sin ningún motivo, haciendo el ejercicio solo porque es necesario y sin tener aspiraciones para ti ni para quienes te rodean.

¿Cómo te sentirías?                   

El establecimiento de objetivos en psicología es una herramienta esencial para la automotivación y el autocontrol, tanto a nivel personal como profesional. Dar significado a nuestras acciones y el propósito de lograr algo superior.

Al establecer objetivos, obtenemos una hoja de ruta de hacia dónde nos dirigimos y cuál es el camino correcto que nos llevaría allí. Es un plan que nos mantiene en perspectiva: cuanto más eficazmente lo elaboremos, mayores serán nuestras posibilidades de lograr lo que pretendemos. 

El establecimiento de metas está relacionado con una mayor motivación, autoestima, confianza en uno mismo y autonomía. Importantes investigaciones han establecido una fuerte conexión entre el establecimiento de metas y el éxito. El establecimiento de objetivos en psicología se refiere a un plan de acción exitoso que nos fijamos a nosotros mismos. Nos guía a elegir los movimientos correctos, en el momento correcto y de la manera correcta. 

El desafió de ser coherentes con nuestras metas y mantener el compromiso con nuestros ideales. Se trata de cómo construir un equipo de alto rendimiento.

Las metas juegan un papel dominante en la forma en que nos vemos a nosotros mismos y a los demás. Es probable que una persona centrada y orientada a objetivos tenga un enfoque más positivo de la vida y perciba los fracasos como reveses temporales, en lugar de deficiencias personales. Establecer metas es el primer paso para convertir lo invisible en visible.

Cuando entrenamos nuestra mente para pensar en lo que queremos en la vida y trabajamos para alcanzarlo, el cerebro automáticamente se reconfigura para adquirir la autoimagen ideal y la convierte en una parte esencial de nuestra identidad. Si logramos la meta, logramos la plenitud, y si no lo hacemos, nuestro cerebro sigue empujándonos hasta que la logramos.

Las metas efectivas se basan en altos valores y ética. Al igual que las metas más inteligentes, guían a la persona a comprender sus valores fundamentales antes de embarcarse en establecer metas para el éxito. Un plan de objetivos práctico requiere una revisión de la realidad. Tomamos conciencia de nuestras fortalezas y debilidades y elegimos acciones que están en línea con nuestros potenciales. Darnos cuenta de nuestras habilidades y aceptarlas es un aspecto vital del establecimiento de metas, ya que deja espacio para la introspección y ayuda a establecer expectativas realistas de nosotros mismos.

Los objetivos dirigen nuestras acciones y nos abren a una multitud de nuevas posibilidades. Nos ayudan a ceñirnos a las actividades relevantes y deshacernos de lo que es irrelevante para la satisfacción de los objetivos.

Las personas optimistas tienen un fuerte sentido de sí mismas, lo que les ayuda a obtener la motivación para establecer metas y ampliarlas para la superación personal y por ende grupal.  La psicología positiva se cruza con el establecimiento de objetivos en el sentido de que exige desarrollar la autoeficacia y crear una sensación de dominio sobre nuestros entornos internos y externos.

Todo esto nos lleva al postulado inicial. Cómo construir un equipo, y no solo un equipo, lo que deseamos es un equipo de alto rendimiento.

Formar un equipo de alto rendimiento requiere algo más que reunir a un grupo de personas talentosas con las habilidades adecuadas. Requiere un desarrollo cuidadoso y el fomento de características, comportamientos y mejores prácticas clave.

Un equipo de alto rendimiento es un grupo de élite de personas que aprovechan sus habilidades colectivas, perspectivas diversas, experiencia especializada y habilidades complementarias para lograr objetivos desafiantes.

Estos equipos están muy concentrados en lograr resultados claros y sobresalientes. Prosperan sobre una base de confianza, colaboración y un sentido de propósito compartido. Al aprovechar sus talentos colectivos y alinear sus esfuerzos, los equipos de alto rendimiento superan constantemente los puntos de referencia y establecen nuevos estándares de excelencia.

Pero los equipos de alto rendimiento no se forman por arte de magia. Con el enfoque correcto para la gestión del desempeño, les permitirá colaborar, innovar y producir trabajo al más alto nivel.

La formación de un equipo de alto rendimiento no se logra de la noche a la mañana. Se necesita compromiso e inversión en crecimiento y desarrollo continuo.

Si bien cada organización es diferente, existen características comunes que comparten los equipos de alto rendimiento.

1. Tienen objetivos claros estrechamente vinculados a las prioridades de la organización.

Los equipos de alto rendimiento están alineados en su enfoque, propósito y prioridades. Establecen objetivos individuales y de equipo que respaldan esta visión compartida para que su trabajo impulse el logro. 

2. Entienden cómo encaja su trabajo en la misión de la organización.

Encajan su trabajo en el contexto de los objetivos generales y la misión de la organización, están más comprometidos y son más productivos. Saben su "por qué" y trabajan juntos para respaldar una visión compartida. Tienen roles y responsabilidades definidas.

3. Se comunican de forma clara y respetuosa.

Establecen expectativas y canales de comunicación claros para que todos sepan cuándo y dónde comunicarse y con quién deben conectarse.

4. Les encanta la retroalimentación bidireccional.

Fomentan una cultura de mejora continua a través de comentarios bidireccionales abiertos y constructivos. 

5. Gestionan el trabajo y los plazos en función de las prioridades.

Se centran en lo más importante y dedican su tiempo a ello. Entienden que no todo el trabajo tiene la misma importancia o urgencia y gestionan proyectos en función de qué tareas tienen la mayor prioridad y el mayor impacto. 

6. Se sienten alineados y conectados.

Las reuniones individuales sirven como piedra angular promoviendo la claridad y la comunicación entre todos. Estas reuniones van más allá de meras actualizaciones de estado y brindan un espacio dedicado para debates personalizados sobre objetivos, avances y desafíos. 

7. Confían y se respetan mutuamente.

El nivel de colaboración y trabajo en equipo necesario para lograr grandes logros depende de la confianza y el respeto mutuo. Se valoran unos a otros y confían en que cada persona hará su trabajo. Respetan la diversidad de pensamientos y experiencias y reconocen que esas diferencias los hacen más fuertes. Esta cultura de confianza ayuda a todos a: Dedicarse plenamente al trabajo. Toma riesgos. Compartir ideas. Innovar juntos

8. Celebran juntos el éxito y reconocen las contribuciones.

Entienden que el éxito es el resultado del esfuerzo de todos. Celebran juntos los triunfos y aprovechan las oportunidades para reconocer y mostrar aprecio por las contribuciones de cada uno. Esto crea una sólida cultura de colaboración y ayuda a que todos se sientan valorados y conectados.

9. Practican el aprendizaje continuo.

Incluso los mejores equipos tienen espacio para crecer. Valoran la retroalimentación y aprenden de sus errores. Buscan oportunidades para crecer fomentando una cultura de retroalimentación  e invirtiendo en el desarrollo continuo. El aprendizaje continuo impulsa el crecimiento y mantiene a los equipos esforzándose por lograr mayores logros.

10. Equilibran las prioridades de corto plazo con el crecimiento de largo plazo.

Logran un delicado equilibrio entre resultados a corto plazo y crecimiento a largo plazo. Si bien se centran en lograr objetivos inmediatos, también invierten en aprendizaje, crecimiento y desarrollo para mantenerse a la vanguardia.  Las revisiones de talento y la planificación de la sucesión son componentes integrales de este enfoque, lo que garantiza que el liderazgo futuro de la organización siga siendo sólido y esté lista para los desafíos venideros. 

Quiero finalizar con una frase de Henry David Thoreau, quien es considerado la primera referencia histórica de la desobediencia civil. “No basta con estar ocupado, también lo están las hormigas. La pregunta es, ¿en qué estamos ocupados?”. Yo le acoto: La capacidad humana de reflexionar es una bendición.

Y recuerda… Ciudadano en Acción. ¡Juntos es mejor!

 

  

Siempre a la orden para lo que pueda serles útil.



 

 

 

Comentarios

Entradas populares de este blog

¿Declinar? @raulamiel

Hoy llega la Luna de Fresa @raulamiel

Alfabetización Emocional. El Gran Reto del Siglo XXI @raulamiel