¿Qué es ser Estoico? @raulamiel
#MisNotasDomingueras.- mayo 4 Primer domingo del mes Nace José Gregorio Monagas (1795) Militar y político venezolano. Nace Thomas Adams (1818) Científico e inventor estadounidense, conocido como el fundador de la industria de la goma de mascar comercial, denominada chiclets. La marca Adams ha lanzado productos como Bubbaloo, Certs, Clorets, Halls y Trident. Nace Ana Enriqueta Terán (1918) Poeta y diplomática venezolana. Nace Luis Herrera Campins (1925) Abogado, periodista y presidente de la República Venezolana. Nace Audrey Hepburn (1929) Actriz, modelo, bailarina y activista británica, considerada como una de las mejores actrices de la época dorada de Hollywood. Nace Fermín Mármol León (1936) Abogado, criminalista, funcionario público, político, docente y escritor venezolano. Se estrena la película británica Hamlet, actuada, producida y dirigida por Laurence Olivier (1948). Es una adaptación cinematográfica de la obra de William Shakespeare y la primera versión sonora en inglés. Fue la primera película extranjera en ganar el premio Óscar a mejor película en 1949. Se realiza la primera entrega de los premios Grammy (1959). La primera edición se desarrolló simultáneamente en el Beverly Hilton Hotel de Los Ángeles, California, y en el Park Sheraton Hotel de Nueva York. La gala fue organizada por la Academia Nacional de Artes y Ciencias de la Grabación para reconocer los logros musicales del año anterior. Discos más vendidos en Venezuela. La Armada Nacional de Venezuela recibe su primer submarino en la Bahía de San Francisco (1960). La unidad era de la clase Balao, USS Telefish SS-307 renombrada en Venezuela como ARV Carite S-11. La directora y productora de cine venezolana Margot Benacerraf funda la Cinemateca Nacional de Venezuela (1966). Es una institución creada con el propósito de archivar, conservar, restaurar y divulgar la memoria fílmica de Venezuela, así como promover el cine nacional e internacional. Historia del cine en Venezuela.
En un mundo donde las crisis se suceden, la vida cotidiana es trepidante y los elementos que la forman extremadamente fluidos, el estoicismo se presenta a los emprendedores de éxito o a los escritores como la mejor filosofía para ayudarles a vivir una vida plena, basada en la valor de la razón y no pretender dominar aquello que está fuera de nuestro control.
Los razonamientos de los estoicos, como las de Séneca, Epicteto y Marco Aurelio, se centran en la virtud, la razón y la aceptación del destino para alcanzar la tranquilidad y la felicidad. Se enfatiza la importancia de controlar nuestras reacciones ante los eventos externos, no los eventos mismos, para cultivar la fortaleza interior y la sabiduría.
Al leer a Epicteto, me di cuenta de que la mayor parte del dolor de mi vida no provenía de privaciones sino más bien de la consideración de pensar que lo podría haber evitado.
El estoicismo es una escuela de filosofía fundada a principios del siglo III a. C. por Zenón de Citium . Este filósofo, nacido en Chipre, sobrevivió a un naufragio, pero perdió todo lo que poseía en él.
La palabra estoico, en su uso moderno, se refiere a una persona que es indiferente al placer, la alegría, así como a la tristeza o el dolor. No en vano, el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (RAE) define estoico en su primera acepción como “Fuerte, ecuánime ante la desgracia” y lo mismo ocurre con el diccionario de Oxford que lo define como una persona que sufre, dolor o problemas sin quejarse o sin mostrar lo que siente. Sin embargo, la doctrina estoica se basa más bien en dejarse guiar por la razón y, como no puedes controlar lo que sucede a tu alrededor, controlar lo que piensas sobre lo que sucede.
Esta disciplina está implícita en las virtudes cardinales asociadas con el autocontrol, que son el «coraje», o la resistencia frente al miedo y el sufrimiento, y la “templanza”, o la capacidad para renunciar al deseo y abstenerse de placeres falsos o malsanos.
Por ello, el estoicismo se centra especialmente en las emociones, a las que denomina pasiones, y que divide en buenas, malas e indiferentes. Los buenos deben ser promovidos, los indiferentes deben ser ignorados y los malos deben ser execrados. La reflexión del estoicismo al respecto es que las personas no se inquietan por las cosas que suceden, sino por las opiniones que tienen sobre esas cosas que suceden. Entonces, se trata de confrontar esas opiniones y, antes de asumirlas, cuestionarlas como si fueran hipótesis más que hechos firmes. De esta forma, se pueden rebatir buscando una perspectiva más productiva y consiguiendo una respuesta racional a esas pasiones para convertirlas en emociones sanas.
El
objetivo de los estoicos no era otro que alcanzar la felicidad o la autorrealización,
concepto al que se referían como eudaimonía. A
esto se llega a través de la virtud moral y la serenidad.
La virtud en los estoicos se trata de la excelencia y de alcanzar
el potencial destinado a uno. Para ello, destacan cuatro cualidades: sabiduría,
justicia, valentía y disciplina. Todos estos son siempre tamizados por
la razón, que llevaría a buscar la sabiduría, actuar con justicia,
emplear coraje y nutrir la disciplina.
Si
la virtud es uno de los ángulos del triángulo de la felicidad, el otro es
la serenidad. Esta es una especie de serenidad mental que
permite que las emociones negativas no dominen y, por lo tanto, hace que sea
más fácil actuar con virtud. Según los estoicos, son precisamente las
reacciones emocionales ante situaciones negativas las que conducen a
una percepción distorsionada de la realidad, ya que existe una tendencia a
confundir los pensamientos con los hechos. Esto, según esta escuela de
filosofía, conduce inevitablemente a la agitación mental.
Ser estoico es estar tranquilo y casi sin ninguna
emoción. Cuando eres estoico, no muestras lo que sientes y también aceptas
lo que sucede. Uno
debe distinguir claramente entre los eventos sobre los que tiene control y
aquellos que no puede controlar.
Esta
es la base del pensamiento correcto y de alcanzar el máximo potencial de
uno como ser humano. Porque solo después de que podamos ver en qué podemos
influir y en qué no, podemos abordar estas dos clases de eventos de maneras
diferentes y apropiadas.
Los
acontecimientos que puedo controlar, los debo controlar, diría el
estoico. Es mi deber como ser humano y como ciudadano usar mi poder y mi
influencia en la sociedad en la mayor medida posible, para beneficiar a todos
los que entren en la esfera de mi control.
Epicteto escribe: La voluntad de la naturaleza puede
aprenderse de aquellas cosas en las que no nos distinguimos unas de
otras. Por ejemplo, cuando el hijo del invitado rompe una taza, o algo
similar, estamos listos para decir: “Estas cosas suceden”… Estad seguros,
entonces, de que cuando vuestra propia copa se rompe igualmente, debéis ser afectados
como cuando se rompe la copa de otro. Aplica esto de la misma manera a
cosas mayores. (Enchiridión, 26)
Pero
el sabio también reconoce que su poder para influir en el mundo es
limitado. Las enfermedades, las guerras, los desastres naturales, los
accidentes e incluso los ataques de otros hombres no siempre se pueden
evitar. Estas cosas suceden, pero a menudo somos impotentes para
cambiarlas.
Si
esto sucede, y solo entonces, el estoico diría que la reacción correcta es la
aceptación, lo que los estoicos llamaron synkatathesis, asentimiento. Pero
el asentimiento, la aceptación serena de los males del mundo sólo puede
ofrecerse cuando el estoico no es capaz de actuar de otra manera, cuando nada
de lo que pueda hacer cambiaría el acontecimiento negativo.
Cuando uno es completamente impotente, entonces, y
solo entonces, la aceptación se convierte en una sabia opción.
Mientras
el estoico tenga alguna esperanza de ganar, seguirá luchando, resistiendo,
cambiando el mundo, tratando de hacerlo mejor, más justo, más libre e
igualitario.
Hasta
aquí la gacetilla de hoy, a la espera que no les haya sido aburrida.
Y
recuerda… Ciudadano en Acción. ¡Juntos es mejor!
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