#MisNotasDomingueras.- En
la nota de hoy quiero reflexionar sobre los enfoques para el análisis del pensamiento
singular, en referencia a la capacidad para resolver lo que se ha llamado
el enigma de la experiencia. Ello, mediante la memoria y las cadenas
de comunicación.
Los
teóricos de la confianza a menudo sostienen que podemos decidir confiar
de una manera que no podemos decidir creer, que la confianza está sujeta a la
voluntad de una manera en que la creencia no lo está. Sostengo que incluso
si uno piensa que confiar en una persona para hacer algo no requiere ciertas
creencias asociadas, como la creencia de que la persona es digna de confianza,
uno debería rechazar la idea de que podemos confiar a voluntad. Hay
buenas razones para pensar que no podemos confiar directamente a voluntad, en
la forma en que podemos actuar, independientemente de si la confianza requiere
creencia. Las actitudes que están directamente sujetas a la voluntad no
admiten "razones de tipo equivocado"; sin embargo, la
confianza lo admite.
El
objetivo concreto es una versión particular de lo que llaman la concepción de
los archivos mentales del pensamiento, conocida como cognitivismo:
la teoría psicológica cuyo objeto de
estudio es cómo la mente interpreta, procesa y almacena la información en la
memoria. Dicho de otro modo, se interesa por la
forma en que la mente humana piensa y aprende. La confianza por ejemplo.
Centrándonos en la capacidad humana sobre el
fascinante papel que la imaginación puede desempeñar en la vida humana.
Al revisar el diálogo entre conciencia y evolución, los enigmas a menudo
requieren una colaboración dinámica entre las ciencias, las artes y las
humanidades. No es un fenómeno nuevo, mientras que la neurociencia
ilumina las formas en que los estados alterados de conciencia pueden mejorar la
variedad de experiencias mentales. El arte, el diseño y las tecnologías
cognitivas pueden aprovechar esta imagen proporcionando formas innovadoras de
explorar la experiencia consciente.
La experiencia consciente es la conciencia subjetiva de pensamientos, sentimientos, sensaciones y el mundo exterior desde una perspectiva en primera persona. Es "lo que se siente" estar vivo, abarcando el flujo constante y cambiante de pensamientos, percepciones y emociones internas que definen nuestros momentos de vigilia. Esta conciencia privada surge en el cerebro, pero sigue siendo un misterio complejo, con la ciencia explorando cómo la actividad cerebral crea esta rica y subjetiva realidad.
La consciencia es el misterio supremo. ¿Qué es y por qué la tenemos? Estas preguntas son difíciles de responder, a pesar de que la consciencia es fundamental para nuestra existencia. Quizás el mundo natural podría existir en gran medida tal como es sin la consciencia humana; pero eliminarla significaría esencialmente eliminar nuestra humanidad. La psicología ha abordado cuestiones sobre la consciencia, en parte, distinguiendo las funciones neurocognitivas relacionadas con la experiencia consciente de aquellas que ocurren sin ella. La investigación continua de este tipo de distinciones está proporcionando una base empírica para nuevas hipótesis sobre los precursores de la experiencia consciente. Así, se están construyendo conceptualizaciones más ricas, que combinan perspectivas en primera y tercera persona para proporcionar nuevas pistas sobre el misterio de la consciencia.
¡Contempla la experiencia única de ser tú en este momento! Tú, y solo tú, tienes conocimiento directo de tus propias experiencias conscientes. Al mismo tiempo, no puedes conocer la consciencia desde la perspectiva interna de nadie más. ¿Cómo podemos empezar a comprender esta fantástica capacidad de tener experiencias privadas y conscientes?
En cierto sentido, todo lo que sabes proviene de tu propia perspectiva, con tu propia consciencia como eje central. Sin embargo, el estudio científico de la consciencia se enfrenta al reto de producir una comprensión general que trascienda lo que se puede conocer desde la perspectiva individual.
La consciencia también puede referirse al estado de un individuo, como un estado de consciencia agudo o apagado, un estado inducido por drogas como la euforia, o un estado disminuido debido a la somnolencia, el sueño, una anomalía neurológica o el coma. No nos centramos en los estados de consciencia ni en la autoconsciencia, sino en el proceso que se desarrolla en el transcurso de una experiencia consciente. Es el momento de consciencia, el ingrediente esencial de la consciencia.
Tomamos decisiones de dos maneras distintas. A veces, analizamos y sopesamos cuidadosamente diferentes factores para llegar a una decisión, aprovechando al máximo el modo consciente de procesamiento de la información del cerebro. Otras veces, tomamos una decisión visceral , confiando en el modo inconsciente de procesamiento de la información (aunque todavía depende del cerebro). El modo inconsciente es experto en considerar simultáneamente numerosos factores en paralelo, lo que puede generar una impresión general de la suma total de la evidencia. En este caso, no somos conscientes de las consideraciones individuales. En el modo consciente, en cambio, podemos escudriñar cuidadosamente cada factor, aunque el acto de centrarse en un factor específico puede interferir con la ponderación de otros factores.
Ya sea que elijas confiar en tu instinto o analizar cuidadosamente los factores relevantes, sientes que tomas tus propias decisiones con libertad. ¿Es real esta sensación de libre elección? Las técnicas experimentales contemporáneas no logran responder a esta pregunta existencial. Sin embargo, es probable que al menos la sensación de inmediatez de nuestras decisiones sea una ilusión.
Sin embargo, se ha demostrado que la creencia en la libre elección promueve el comportamiento moral y es la base de las nociones humanas de justicia. El sentido de la libre elección puede ser un rasgo beneficioso que se generalizó porque nos ayudó a prosperar como seres sociales.
Ese es un objetivo muy importante y una buena razón para querer una mejor comprensión de las experiencias conscientes.
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